Hoy les quiero compartir un cuento tibetano que tuve la oportunidad de leer en estos días y me gustó mucho. Espero que también lo disfruten.
El Sueño del Gusano
¿Eres un gusano o te atreves a volar?
Un pequeño gusano caminaba un día en dirección
al sol. Muy cerca del camino se encontraba una hormiga,
quien le preguntó: -¿Hacia dónde te diriges?Sin dejar de caminar, contestó: -Anoche tuve un
sueño, soñé que desde la punta de la gran montaña yo miraba todo el valle. ¡Me
gustó tanto lo que vi en mi sueño que he decidido realizarlo! La hormiga sorprendida, viendo cómo su amigo se
alejaba, le gritó: -¡Debes estar loco! ¿Cómo podrás llegar hasta aquel lugar? ¡Si
eres una simple oruga! Una piedra será una montaña para ti, un pequeño charco
será un mar, y cualquier ramita será una barrera imposible de atravesar.Pero el gusanito ya estaba
lejos y no lo escuchó. Sus diminutos pies no dejaron de moverse.
De pronto oyó la voz de un escarabajo: -¿Hacía dónde te diriges con tanto
empeño?
El gusanito le dijo jadeante: -Anoche tuve un sueño y deseo realizarlo, subiré
a esa montaña y desde allí ¡contemplaré todo nuestro mundo!
El escarabajo riéndose a carcajadas le dijo: -Ni yo, con patas más grandes que
las tuyas, intentaría llegar hasta allí ¡es imposible!
La oruga sudando continuó su camino, ya había avanzado unos cuantos
centímetros.
También se encontró con una araña, un ciempiés, una rana, una flor… todos le
aconsejaron a nuestro amigo que regrese a su casa.
¡No lo lograrás jamás! -le dijeron-
Pero él continuó. En su interior había un impulso que lo obligaba a seguir.
Ya agotado, sin fuerzas, decidió parar a descansar. -Estaré mejor- fue lo
último que dijo, y murió.
Todos los animales del valle se reunieron alrededor de él, lo consideraban
alguien que murió por querer realizar un sueño irrealizable.
Una mañana en la que el sol brillaba intensamente, todos los animales se
volvieron a juntar en torno a aquello que se había convertido en una
advertencia para los atrevidos.
De pronto quedaron atónitos. Aquel armazón duro comenzó a quebrarse y con
asombro vieron unos ojos y una antena que no podía ser la de la oruga que
creían muerta.
Poco a poco, fueron saliendo unas hermosas alas de los colores del arco iris.
Aquel impresionante ser que tenían frente a ellos era una mariposa.
Todos quedaron sin palabras… Pudieron contemplar cómo se fue volando hasta la
gran montaña a realizar su sueño, el sueño por el que había vivido, por el que
había muerto y por el que había vuelto a vivir.
María Eugenia Márquez León
Psicoterapeuta Humanista & Coach
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Bonito
ResponderEliminarmuchas gracias, que bueno que te gustó
Eliminar¡Qué bonito cuento! ¡Me encantó!
ResponderEliminarsí, es muy bello. me alegra que te haya gustado Mau :)
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