La perspectiva humanista comienza a desarrollarse en 1960 como el movimiento cognitivo. Actualmente se lo conoce como la tercera fuerza en Psicología, después del Psicoanálisis y el Conductismo.
El humanismo surge en oposición al auge de las teorías sociológicas que definen al hombre como un producto de su ambiente.
Las ideas que se destacan son:
1) La importancia que se le asigna al individuo, a la libertad personal, al libre albedrío, a la creatividad individual y a la espontaneidad.
2) Se hace hincapié en la experiencia consciente.
3) Se pone énfasis en todo lo relacionado con la naturaleza humana.
Las raíces del movimiento humanista fueron William James, la Teoría de la Gestalt, Adler, Jung, Horney, Ericsson y Allport.
También surge a partir de conceptos de la Fenomenología, precursora de la Gestalt, cuyos principales representantes fueron Husserl, Muller, Stumpf, y que estudia el fenómeno o experiencia inmediata tal como se produce independientemente del pasado.
El Humanismo forma parte de una perspectiva fenomenológica más amplia. Considera al Conductismo muy limitado por reducir al ser humano a la condición de una máquina programable.
El Humanismo también se opone a los que considera aspectos deterministas y degradantes del Psicoanálisis Freudiano, criticando la insistencia de Freud en explicar la psiquis normal a partir de la patología y poner énfasis en todos los aspectos negativos de la naturaleza humana, como el sufrimiento, los celos, el odio, el temor, el egoísmo.
En cambio, los humanistas desean destacar la salud mental y todos los atributos positivos de la vida, como la felicidad, la satisfacción, el éxtasis, la amabilidad, la generosidad, el afecto, etc.
Maslow y Rogers compartían esta visión.
Maslow (1908-1970) fue el padre espiritual de la Psicología Humanista.
El resultado de sus investigaciones dio origen a la teoría de la autorrealización.
La motivación innata en todo ser humano es realizar su potencial usando sus aptitudes y capacidades, logrando así una sensación de plenitud; esa autorrealización la denomina experiencia cumbre.
Para alcanzar la autorrealización personal, debemos satisfacer las necesidades en el siguiente orden jerárquico:
1) Necesidades fisiológicas
2) Necesidad de seguridad
3) Necesidad de amor y pertenencia
4) Necesidad de aprecio
5) Necesidades cognitivas (relacionadas con el aprendizaje)
6) Necesidades estéticas (sensibilidad hacia el arte)
7) Autorrealización (ser todo lo que uno es capaz de llegar a ser, plena realización del potencial)
Terapia Centrada en la Persona
La Psicoterapia de Rogers se centra en la persona, que él llama cliente y no paciente, porque no es pasivo sino activo y responsable en el proceso de mejorar su vida, debiendo decidir conscientemente y racionalmente qué está mal y qué debe hacer al respecto.
El terapeuta es como un confidente o consejero que escucha y alienta en un plano de igualdad, con una actitud comprensiva, entendiéndolo. A esta actitud que debe tener terapeuta la denomina “encuentro”.
La terapia centrada en la persona permite al cliente entrar en un proceso de toma de consciencia de la experiencia real y reestructuración de su yo, a través del establecimiento de una sólida alianza terapéutica con el terapeuta y de la escucha matizada de los significados profundos de su experiencia.
C. Rogers (1902-1987) y sus colaboradores desarrollaron los constructores centrales del enfoque, partiendo de su experiencia clínica y basándose en el método científico.
Considerado dentro de la Psicología Humanística o Tercera Vía, comparte con ella la concepción positiva y dinámica de la persona, da primacía carácter subjetivo de su existencia, y defiende valores tan esencialmente humanos como la libertad, la responsabilidad y la consciencia como base en el crecimiento personal y del cambio terapéutico.
Dos de sus presupuestos básicos son:
- el ser humano tiene una tendencia inherente hacia el crecimiento.
- la relación que se crea entre el terapeuta y el cliente es determinante
en el proceso terapéutico.
Y así, en la terapia centrada en el cliente, el objetivo es que la persona logre recuperar el contacto con su naturaleza orgánica, con su Yo real; para ello, el terapeuta por medio de la actitud de la empatía, la aceptación incondicional y la congruencia (expresadas a través de la técnica) establece unas relación de seguridad psicológica con el cliente, que le permitirá la entrada progresiva en su mundo interno, el avance hacia de toma de consciencia de la experiencia negada, el encuentro con nuevos significados de su experiencia y el avance hacia el proceso progresivo de reorganización de su Yo.
María Eugenia Márquez León
Psicoterapeuta Humanista & Coach
Skype: eugenia.marquez
E-Mail: memarquez@gmail.com
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