domingo, 26 de julio de 2020

Aliento de vida; la paradoja de estos tiempos


Hay una canción de Amaral que dice: “el deseo de vivir es lo que me está matando” Pero ¿qué es vivir y qué es morir? 
Creo que entre las muchas lecturas que tiene el tema, a veces vemos  a la vida y la muerte como opuestas,  desincronizadas. 
Cierto es que existe un principio de polaridad que nos dice que todo toca sus polos, que  aunque en opuestos la energía es igual en intensidad y que no están separados. Somos vida y somos muerte estando de manera constante en esa danza perfecta entre una y otra.
Parte del secreto de la existencia es dejar de ver a la muerte como pérdida y entender que se trata de trascendencia, de transformación. Claro que a veces no es sencillo integrar el concepto de esta manera porque desde nuestra mente humana nos duele el apego, y es natural...pero cuando logramos ir más allá del dolor, la apreciamos de manera más pura y genuina, honramos con profunda humildad a aquellos que partieron o aquello que ya no es parte de nuestra vida  y comprendemos que la muerte como tal no existe, que la esencia siempre permanece, que lo que bien se ama nunca se olvida, y mientras así sea seguirá latiendo el aliento de vida.
Dedico estas palabras con absoluto amor y respeto a todas las Almas que han trascendido y a quienes desde acá, desde este plano, les echamos y echaremos de menos. 
Y como dice la misma en su última estrofa: “parece que es el fin y sólo es un comienzo”

María Eugenia Márquez León
Terapeuta Humanista y Transpersonal
Fecilitadora en Desarrollo Humano 
y Organizacional


miércoles, 22 de julio de 2020

Tocar el alma a distancia; psicoterapia en tiempos de pandemia

Después de 6 años de ausencia en este espacio, hoy vuelvo gracias a la espontaneidad de algunas palabras colocadas en el momento preciso.
Hoy es 22 de julio del 2020 y el mundo, la vida, han cambiado de manera importante. Sea este un portal de acompañamiento para estos tiempos y si algo puede aportar a los ojos de quien lo lea, valdrá el gozo cada idea o reflexión aquí plasmada.
Comenzaré comentando que siempre pensé que el acompañamiento terapéutico es algo que se tiene que hacer en vivo, viendo, sintiendo, vibrando, respirando a la persona que tenemos enfrente...primer paradigma transmutado. Cuando al principio de la cuarentena tuve una sesión virtual para el cierre del círculo de mujeres que concluía y sentí el poder que emanaba de las mujeres reunidas a través de la pantalla, entendí que la energía trasciende al cuerpo y que la conexión es posible aún sin estar frente a las personas. A partir de ahí supe que la "distancia" no iba a ser un obstáculo para tener estos encuentros sagrados que me permite tener mi rol como terapeuta, coach y facilitadora de círculos de mujeres, actividades que he seguido haciendo de manera virtual. 
Y es que para que se logre ese encuentro sagrado, la persona, el cliente (recordemos que desde el enfoque rogeriano no se trata de pacientes puesto que no hay enfermedad) debe tener disposición para  ir más allá de ella misma, y eso pasa en cualquier proceso personal no importa
el formato. Aquí quiero reconocer  a las mujeres que han abierto su corazón y me han permitido acompañarlas en estos tiempos tan.... me ahorraré el adjetivo porque cada día cambia y no quiero limitarlo a cómo lo siento justo ahora. 
La psicoterapia que tiene sus bases en el humanismo, no deja espacio al juicio sino a lo que es, a lo que se siente, a lo que se piensa, a lo que reporta el cuerpo que es nuestra mejor brújula y cuando la vida cambia como ha cambiado en esta temporada, cuando algunas estructuras, formas de vida y demás se destruyen, nos enfrentamos ante la tarea de re construirnos ya sea consciente o inconscientemente. Y en esa reconstrucción puede que salgan a la luz aspectos de la personalidad que estaban muy ocultos, muy en la sombra y desde ahí se abre la gran oportunidad de vernos en totalidad, en nuestra polaridad donde más allá de si nos gusta o no, eso somos. 

En alguna otra entrada abordaré un poco más a profundidad sobre estos aspectos, por lo pronto les doy la más cordial bienvenida. 


María Eugenia Márquez León
Psicoterapeuta Humanista y Transpersonal