martes, 25 de mayo de 2021

Los Caminos Heroicos (Shine Inside)


Acabo de terminar ayer (lo cual indica un nuevo comienzo) un extraordinario programa llamado Shine Inside de la mano de Reborn, José Casas y José Arce donde por medio de tareas puntuales tanto del espíritu como de la 3D fui transitando por los caminos heroicos de mi psique. 

En estos términos sin duda Joseph Campbell es quien más ha abordado las características del arquetipo del héroe, su travesía y aspectos psíquicos.

En sus planteamientos los héroes también saben recibir ayuda. Todo parte de tener un propósito, un qué y un para qué; y fue así que apelando a las sincronías (que me encantan) y a mensajes muy puntuales de hacia dónde moverme, comencé este extraordinario programa y así mi propia travesía heroica. Como comentaba al principio ayer terminó el programa, dos meses de trabajo que llegó a niveles de profundidad que no me habría imaginado. Sigo integrando información y re armándome luego de todo lo revelado y experimentado,  y sé que  no veo la vida desde el mismo lugar. Definitivamente además del trabajo interno algo básico en el proceso ha sido contar con el apoyo que de manera impecable aportaron tanto los facilitadores como todo el equipo (Gaby y Chiemi) y el grupo completo lleno de mujeres y hombres dispuest@s a ir más allá de sus limitaciones y a quienes admiro profundamente. 


Y justo entre la nostalgia y la alegría del momento de cierre pensaba en La Historia Interminable, una de mis lecturas de cajón y referencia para los procesos humanos. Y recordé  a Atreyu, este héroe que en su paso por Fantasía y con un objetivo claro, transita por una serie de situaciones que lo ponen en peligro y también por encuentros que le ayudan a expandir su consciencia y entendimiento como cuando se encuentra con Gmork y la tristeza y desolación de la Nada o cuando se topa con la gran sabia Vetusta Morla que lo acompaña en el proceso de re acomodar sus ideas y conceptos. 

Y es pasando estos más otros encuentros y luego de haber perdido a Fújur, su ancla en forma de dragón, que llega herido y casi inconsciente con la pareja de gnomos Enguivuck y Urgl, quienes lo cuidan y están a su lado hasta que va sanando. 


Enguivuck es un científico fascinado por los secretos del Oráculo, Urgl una poseedora de los secretos y usos de las hierbas y justo es con sus pócimas a base de plantas (sagradas) que sana a Atreyu. Cuando lo está curando le dice una frase que siempre me ha resonado mucho, y más cuando acompaño o experimento situaciones de complejas: "Tiene que doler para curarse. Si no te doliera, tendrías el brazo muerto."


Y es que en esta experiencia humana sí es a veces por medio del dolor, de la pérdida etc que logramos contactar con la vida... por paradójico que suene. La esperanza es que nada es para siempre y que en nuestras propias travesías heroicas, y pasando por todos los recovecos de nuestros cuerpos espiritual, físico, mental y emocional, puede que salgamos fortalecid@s con una consciencia más plena del poder de nuestra esencia.


Pero todo ésto no sería posible sin la contención de nuestros “Enguivuck y Urgl” (en este caso ha sido Shine Inside) que representan nuestras redes de apoyo.

Las pérdidas y los procesos de dolor son parte de nuestra vida, pero las redes amorosas que nos acompañan y nuestra esencia nos ayudan a fortalecer el espíritu hasta que logremos nuevamente el equilibrio.

Gracias gracias gracias querid@s José’s, Gaby, Chiemi, gracias al gran equipo formado por Pepe Ramos, Irán, Gianni e Ivan que hicieron una magia muy poderosa, gracias a las heroínas y héroes con quienes tuve el honor de coincidir en esta gran aventura de hermandad, a mi querido AC, y gracias a la vida por seguirme mostrando estos caminos de apertura tanto para mí como para el servicio que ofrendo con tanto amor.


Para conocer más sobre éste y otros programas visita https://feelreborn.carrd.co/



María Eugenia Márquez León

Psicoterapeuta Humanista y Transpersonal

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domingo, 16 de mayo de 2021

Corazón despierto, corazón que siente

 

Mi querida Lucía Moran Giracca tiene muchas magias, una de ellas es pintar de manera profesional, y lo hace maravillosamente.  Pues hizo un oráculo coloreable que desde que llegó a mis manos directamente de la bella Guatemala, me ha acompañado en los momentos en que mis cuerpos necesitan paz y tranquilidad. 
Como buen oráculo que es, me gusta revolver las cartas, cerrar los ojos y sacar con la mano izquierda una al azar para recibir el mensaje oracular que mi Alma necesita.

Pues bien, ayer sábado llegué a casa luego de ofrendar Bendición de Útero, de abrazar a mi adorada maestra Paola y de platicar con mi adorada Isa a quien no veía desde hace meses; un bello día sin duda., pero también me viene acompañando desde hace un par de semanas un sentimiento como de desolación, como de no saber de pronto cómo acomodarme en el mundo. En este mood y luego de platicar un rato con mi madre y  mi cría me metí a mi cueva y saqué con este método “azaroso” una carta del oráculo... “corazón despierto” era el título de la carta. Elegí 3 colores para iluminarla, y mientras lo hacía me permití experimentar todo lo que había en mi corazón. Y ahí estaba yo percibiendo y preguntándome ¿cómo es un corazón despierto?

Y me di cuenta de que un corazón despierto no es necesariamente un corazón feliz, sino un corazón completo, sintiente, y la completud y el sentir no tienen parámetros, ni conceptos maniqueos de bueno o malo.

Tener el corazón despierto es pasar por momentos de gran felicidad, y también de gran tristeza, de recuerdos (recordar del latín recordis = volver a pasar por el corazón) que a veces nos ponen sonrisas en la boca y otras tantas agua en los ojos. 

Y es que el corazón despierta cuando abre los ojos a todo lo que hay, sin juicios y sin mayor filtro que la propia experiencia, y es así como el corazón despierto se convierte en la puerta hacia nuestro fascinante mundo interior. 


Y a propósito de hablar del corazón dejo acá un fragmento de "Esta noche en este mundo" de la GranDiosa Alejandra Pizarnik que es parte del "poemario" de  "El lado oscuro del corazón", una de mis pelis favoritas. 

Que lo disfruten


" ...todo lo que se pueda decir es mentira

el resto es silencio

solo que el silencio no existe.

No

Las palabras no hacen el amor

hacen la ausencia

Si digo agua, ¿beberé?

Si digo pan, ¿comeré?

En esta noche en este mundo

extraordinario silencio el de esta noche

Lo que pasa con el alma es que no se ve

Lo que pasa con la mente es que no se ve

Lo que pasa con el espíritu es que no se ve

¿De dónde viene esta conspiración de invisibilidades?

Ninguna palabra es visible"




Pd. Este bello oráculo coloreable lo pueden encontrar en 

BeTranspersonal

Amsterdam 46-402

Condesa


María Eugenia Márquez León

Psicoterapeuta Humanista y Transpersonal

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martes, 16 de marzo de 2021

Sanar a veces saca ámpulas






Temazcal Mariposas

Recordando un artículo de Jeff Foster que comienza con la Frase: “Me siento peor pero estoy mejorando” y que habla de esta tendencia a suponer que la sanación siempre debe sentirse bien, me queda claro que en principio cada herida sana de diferente manera; hay algunas que hacen costra y no precisamente se han sanado, entonces cuando molestan, o quitan energía siendo obstáculo hay que abrirlas, entrar a ellas, hurgar en ellas, en pocas palabras pasear por el inframundo. Y sí que duele, pareciera que hay incluso retroceso, pero es parte del proceso de una sanación profunda y genuina, porque cuando está más limpia y sana esa herida el alma respira nuevamente.



Y esto lo comento porque hace algunas semanas estuve en una ceremonia de Kambó, en mi narrativa interna la hice a modo sólo de prevención pues no sentía tener ningún síntoma. Mientras estaba en el proceso me permití ser abrazada y besada por el sol, sintiendo justo el placer de quien recibe abrazos y besos de alguien especial.

La medicina hizo su efecto, con todo lo que implica el tipo de purga y ahí comenzó a salir la bilis, la incomodidad y el enojo almacenado, no visto, no expresado. Estaba tan ocupada transmutando mis tristezas que no vi al enojo, pero ahí estaba.. esperando el momento de salir. La siguiente semana me di cuenta de que estaba siendo “poco tolerante” a algunas situaciones y personas, pero luego recordé que la función del enojo es poner límites... y eso es más bien lo que estaba ocurriendo. 

Mientras esto pasaba a nivel de mis cuerpos mental y emocional, mi cuerpo físico estaba reaccionando a esos abrazos y “abrasos” del sol manifestados sobretodo en la espalda. Con los días pasé del ardor a las ámpulas que mientras completaban su proceso, me hacían entender que la medicina seguía activa haciendo su trabajo y liberando todo ese enojo contenido. Una semana después,  en un temazcal justo en la puerta del rumbo de Quetzalcoatl, los restos de piel comenzaron a desprenderse, literal me convertí en una serpiente cambiando de piel. El Atlachinolli, ese vapor caliente que sana, estaba ayudando a mi cuerpo y sobre todo a mi corazón a transmutar, me estaba ayudando a mí a colocarme en un mejor lugar. Y entendí que todo lo que pasa tiene un propósito. Tenía que quedarme al sol para recibir ese efecto sobre mi piel, esta piel que habito y que es el órgano más grande del cuerpo; tenía que hacer la transmutación desde el útero de Pachamama, para así rendirme y parirme nuevamente con ese cambio de piel que refleja los demás movimientos internos.

Una vez que el enojo atorado ha salido percibo que puedo tocar con más naturalidad otras emociones, y desde ahí puedo expresar mis sentires, veres y oíres; o simplemente retirarme y dejar de subirme a batallas innecesarias...(a pesar de mi Sol combusto con Marte en Leo). 

Hay espacios que a veces no son cómodos, pero sí necesarios para lograr un mayor auto entendimiento y tener presente que no es que ya todo se solucionó, pero sí al menos una de las habitaciones de mi psique quedó más ligera. 

Acá les dejo el texto de Foster que mencioné al principio

ME SIENTO PEOR, PERO ESTOY MEJORANDO

"Uno de los más peligrosos - y desconsiderados - mitos que hemos heredado de nuestra cultura es que la sanación es algo que siempre debe 'sentirse bien.' No, no siempre. A veces nuestro dolor realmente aumenta y se intensifica conforme la oscuridad emerge hacia la luz, conforme todo aquello que resulta indeseable se mueve en la consciencia, para ser aceptado. Pero el dolor o las molestias que de inmediato juzgamos como 'malas' o 'inadecuadas' - o como una especie de 'obstáculo' para nuestro despertar - podrían realmente ser un indicio de que nuestro sanar o nuestro proceso de despertar se está intensificando, no estancando; que nada está realmente saliendo 'mal,' desde una perspectiva más amplia; que hay una inmensa inteligencia aquí, haciéndose cargo de todo, siendo todo.

Confía en ti mismo. Confía en las formas que adopta este momento, incluso si se trata de alguna forma inesperada. Y, sobre todo, confía en que algunas veces olvidas cómo confiar.

Sentirte peor no siempre equivale a estar empeorando.

Pon atención a este momento, por mucho que duela".

- Jeff Foster
Temazcal Mariposas


María Eugenia Márquez León

Psicoterapeuta Humanista y Transpersonal

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domingo, 7 de marzo de 2021

"Las zapatillas rojas" y el reto de ponernos en nuestros zapatos



Hace algunos días conversando con mi gran amiga y hermana Karina Ávila, hablábamos de Mujeres que corren con lobos. Yo había tenido una semana de esas retadoras y coincidimos en hacer uso del libro a manera de oráculo y dejar que nos llegara el mensaje.

Al hacerlo el cuento que me “eligió” fue el de "Las zapatillas rojas” y eso me llevó a reflexionar que se habla mucho de que la empatía es en síntesis, ponernos en los zapatos del/la otr@, y sí (ya hablaremos de la empatía a profundidad en alguna otra entrada) pero qué hay de ponernos en los nuestros,  en los genuinamente nuestros sean como sean.  

Voy a hacer una síntesis muy breve de

esta historia: “había una vez” una pequeña muy pobre que no tenía para zapatos, así que decide hacerse unos con trozos de tela roja, no son quizá los más hermosos pero ella es feliz con ellos. Un día pasa en su carroza una mujer adinerada que decide adoptarla, la lleva a su casona, la baña y le da ropas y zapatos nuevos y elegantes., pero quema los que ella había hecho. La pequeña queda desconsolada porque para ella esos zapatos  representaban mucho. Finalmente acepta la pérdida en medio de los lujos. En una ocasión la mujer la lleva a comprar zapatos para su primera comunión y ella elige unos de color rojo brillante y vibrante,el tema es que los elige en cierto sentido desde carencia, la presunción y la necedad. De pronto las zapatillas adquieren vida propia y la niña comienza a bailar  una danza sin sentido y sin control. Bailó días y noches, con todos los climas, en algún momento llega a un cementerio donde un espectro le dijo que estaba condenada a bailar hasta convertirse en una aparición. La niña cansada llegó donde el verdugo y le pidió que la ayudara pues su vida así no tenía sentido. La única opción que quedaba era cortarle los pies con su hacha,  cuando lo hizo, los pies con las zapatillas se fueron bailando hacia la colina quedando la niña liberada de ese baile destructivo, pero sin pies.

Este cuento tiene a nivel psíquico un sinfín de símbolos importantes  que tienen que ver con el peligro que corremos cuando el deseo irracional y superfluo nos aparta de nuestra verdad más pura. La niña encontró una gran alegría cuando hizo sus zapatos, pero cuando fueron quemados, le fue más fácil esperar a que algo externo le volviera a llenar el corazón, y el resultado fue tremendo.

Al respecto de la lectura del cuento a nivel más profundo, Pinkola dice:

“El cuento nos invita a prestar atención a las trampas y los venenos con los que fácilmente tropezamos cuando estamos hambrientas de alma salvaje.

Cuando se muere de hambre, la mujer acepta cualquier sucedáneo que se le ofrezca, incluyendo los que, como placebos inútiles, no le sirven absolutamente para nada...El hambre del alma induce a la mujer a elegir cosas que la harán bailar locamente y sin control...hasta llegar finalmente a la casa del verdugo.

Las zapatillas rojas nos muestra cómo se inicia el deterioro y a qué estado nos reducimos si no intervenimos en nombre de nuestra propia naturaleza salvaje. No nos engañemos, cuando una mujer se esfuerza por intervenir y luchar contra su propio demonio cualquiera que éste sea, su esfuerzo es una de las batallas más dignas que se pueden emprender tanto desde el punto de vista arquetípico como desde la perspectiva de la realidad consensual. Aunque la mujer pudiera llegar como en el cuento hasta el fondo del mayor de los abismos por medio del hambre, la captura, el instinto herido, las elecciones destructivas y todo lo demás, el fondo es el lugar que alberga las raíces de la psique. Allí están los apuntalamiento salvajes de la mujer. El fondo es el mejor terreno para sembrar y volver a cultivar algo nuevo. En este sentido, alcanzar el fondo, aunque sea extremadamente doloroso, es también terreno de cultivo.”

Y bueno, como todo queda aquí el mensaje por si a alguien más le resuena. Saludos y gracias por leer


María Eugenia Márquez León

Psicoterapeuta Humanista y Transpersonal

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viernes, 5 de marzo de 2021

Artava, Viviendo en Plenitud


El sábado 27 de febrero con la energía de siembra y manifestación que despierta con Imbolc y su poderosa Luna Llena en Virgo, di  a luz a ARTAVA Viviendo en Plenitud un proyecto que se gestó en medio de la incertidumbre y de la deconstrucción de paradigmas en un año por demás peculiar. Los expertos en estas cosas de mktg dicen que es tener una marca; para mí es juntar en un concepto lo que llevo muchos años haciendo y que es mi pasión y propósito más claro: acompañar procesos humanos.

Artava, Viviendo en Plenitud es un espacio de acompañamiento transformacional con base a diversas herramientas terapéuticas que tiene como objetivo que te adentres en tu ser para vivir en plenitud por medio de programas individuales y/o grupales. 

Artava (Áartava) es una palabra de origen sánscrito que nos habla de ciclos y de la constante transformación que es la esencia de la vida, y de eso se tratan estos servicios, de entender que la única constante es el cambio y que en la medida que mejor lo integremos dentro de nuestras experiencias podremos vivir de manera más plena.

En este sentido, el objetivo de Artava es proveerte de herramientas que te acompañen en tus procesos de transformación y te acerquen a explorar todo tu potencial. Estoy a tus órdenes para acompañarte a descubrir tus virtudes.

Servicios:

*Psicoterapia Humanista con Enfoque Centrado en la Persona

*Psicoterapia Transpersonal con base en los mapas de la psique humana

*ANANDA, programa personalizado de acompañamiento para mujeres que fusiona Coaching y Ciclos Femeninos

* Bendición de Útero-Womb Blessing® (para Mujeres)

*The Gift (para hombres)

*Círculo de Mujeres bajo la metodología de la Dra. Jean Shinoda

*Numerología Tántrica

*Consultoría BioOrganizacional y de Negocios

*Coaching Ejecutivo y de Equipos

Acerca de mí

María Eugenia Márquez León. Licenciada en Sociología con Enfoque en Perspectiva de Género, Promotora en Desarrollo Humano por el ADEHUM, Terapeuta Humanista y Transpersonal con Formación en Sabiduría Indígena, Numerología Tántrica y Astrología Evolutiva, Moon Mother Nivel 2 certificada por Miranda Gray, Tejedora de Círculos de Mujeres bajo la metodología de la Dra. Jean Shinoda, Fundadora y Coach en AÚNA, Consultora en Desarrollo Organizacional, Coach Ejecutiva y de Equipos certificada por Reencuadre. Creadora de Artava, Viviendo en Plenitud

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sábado, 30 de enero de 2021

Ananda y la observación paciente


Hay momentos en que pasan cosas y la vida se pone turbia, pareciera que todo pierde sentido; nos descolocamos y no sabemos cómo reaccionar. En esos momentos lo mejor que podemos hacer es "no hacer" y parar, observar, ser pacientes y confiar en que el las aguas volverán a ser claras en algún momento. 
Para ejemplificar ésto les comparto esta bella historia de Buda y su discípulo Ananda  (del sánscrito आनन्दānanda, alegría, felicidad suprema) que espero les guste.

"En un caluroso día de verano, Siddhartha Gautama estaba atravesando un bosque junto a su principal discípulo, Ananda. Sediento, el Buda se dirigió a su acompañante:
-Ananda, hace algo más de una hora cruzamos un arroyo. Por favor, toma mi cuenco y tráeme un poco de agua. Me siento muy cansado — el Buda había envejecido.
Así lo hizo Ananda. Deshizo sus pasos, pero cuando llegó al arroyo, acababan de cruzarlo unas carretas tiradas por bueyes que habían removido las hojas muertas y el cieno, enturbiado el agua y convirtiéndolo en un lodazal. Este agua ya no se podía beber; estaba demasiado sucia. Así que Ananda regresó junto a su maestro, con el cuenco vacío.
-Tendrás que esperar un poco — dijo Ananda — . Iré por delante. He oído que a sólo cuatro o cinco kilómetros de aquí hay un gran río. Traeré el agua de allí.
Pero Buda insistió:
-Regresa y tráeme el agua de ese arroyo.
Ananda quedó perplejo, no podía entender la insistencia, pero si su maestro lo solicitaba, él, como discípulo, debía obedecer. Así que volvió a tomar el cuenco en sus manos y se dispuso a iniciar el camino de regreso al arroyo.
-Y no regreses si el agua sigue estando sucia — dijo Buda — . No hagas nada, no te metas en el arroyo. Simplemente siéntate en la orilla en silencio y observa. Antes o después el agua volverá a aclararse, y entonces podrás llenar el cuenco.
Molesto, Ananda volvió hasta allí, descubriendo que su maestro tenía razón. Aunque aún seguía algo turbia, el agua estaba visiblemente más clara. De modo que se sentó en la orilla, observando pacientemente el flujo del río.
Poco a poco, el agua se tornó cristalina. Ananda tomó el cuenco y lo llenó de agua, y mientras lo hacía, comprendió que había un mensaje en todo esto. Ahora podía comprender.
Rebosante de júbilo, Ananda regresó bailando hasta donde estaba Buda, entregándole el cuenco y postrándose a los pies de su maestro para darle las gracias.
-Soy yo quien debería darte las gracias, me has traído el agua — dijo Buda.
-Volví enojado al río — contestó Ananda — , pero sentado en la orilla, he visto como mi mente se aclaraba, al igual que el agua del arroyo. Si hubiera entrado en la corriente, se habría enturbiado de nuevo. Si salto dentro de la mente, genero confusión, empiezan a aparecer problemas. He comprendido que puedo sentarme en la orilla de mi mente, observando todo lo que arrastra: sus hojas muertas, sus dolores, sus heridas, sus deseos… Despreocupado y atento, me sentaré en la orilla y esperaré hasta que se aclare. Por eso, maestro, yo te doy las gracias."

María Eugenia Márquez León
Lic. en Sociología, Promotora en Desarrollo Humano, Terapeuta Humanista y Transpersonal con Formación en Sabiduría Indígena, Númerología Tántrica y Astrología Evolutiva, Moon Mother Nivel 2, Tejedora de círculos de mujeres, Consultora en Desarrollo Organizacional y Coach Ejecutivo

domingo, 17 de enero de 2021

Complejo de Jonás (miedo a nuestra grandeza)


Complejo de Jonás (miedo a nuestra propia grandeza)


Esperando se encuentren muy bien quiero compartir algo que me ha estado rondando la cabeza desde hace algunos días en una sucesión de pensamientos que desencadenó una melodía que me compartieron y que tenía sonidos de ballenas. Una cosa llevó a otra y recordé algo que leí en un libro de Maslow acerca de Jonás, aquel personaje de la Biblia que por evadir la petición que le hizo Dios fue tragado por una ballena, así que me dí a la tarea de buscar en qué parte del libro "La personalidad creadora" venía y acá les transcribo algunas de las partes que considero importantes para tratar de entender porqué a veces le tenemos miedo a nuestra grandeza, a expresarnos y experimentarnos desde lo sagrad@s y grandes que somos. Me gusta particularmente cuando menciona a Huxley, y pues se los dejo, a ver qué descubren.

Quisiera dirigir mi atención hacia una de las muchas razones de lo que Angyal denominó la evasión del crecimiento. Todos tenemos un impulso hacia el propio perfeccionamiento, un impulso hacia una mayor actualización de nuestras potencialidades, hacia la autorrealización, la plena humanidad, plenitud humana o como se le quiera llamar. Concedido esto, ¿qué nos lo impide? ¿Qué nos bloquea?

 Una de estas defensas contra el crecimiento, a la que desearía referirme en especial porque no se ha reparado mucho en ella es la que voy a denominar "el complejo de Jonás".

 En mis apuntes califiqué en un principio a esta defensa de «miedo a la propia grandeza» o «evasión del propio destino» o «huida de nuestros mejores talentos». Quería subrayar, tan lisa y llanamente como me fuera posible, el punto de vista no-freudiano según el cual tememos tanto a lo mejor como a lo peor de nosotros mismos, aunque de modo diferente. La mayoría de nosotros podríamos ser mejores de lo que en realidad somos. Todos tenemos potencialidades sin usar o sin desarrollar plenamente. En realidad, muchos de nosotros esquivamos las vocaciones (llamada, destino, tarea o misión en la vida) sugeridas por nuestra constitución. Tendemos a rehuir las responsabilidades dictadas (o más bien insinuadas) por la naturaleza, el destino, incluso a veces por accidente, tal como Jonás intentó —en vano— escapar de su destino.

 Tememos a nuestras máximas posibilidades (así como a las más bajas). Por lo general nos asusta llegar a ser aquello que vislumbramos en nuestros mejores momentos, en las condiciones más perfectas y de mayor coraje. Gozamos e incluso nos estremecemos ante las divinas posibilidades que descubrimos en nosotros en tales momentos cumbre, pero al mismo tiempo temblamos de debilidad, pavor y miedo ante esas mismas posibilidades.

Todavía he tropezado con otro proceso psicológico en mis exploraciones sobre el fracaso en la realización del yo. Esta evasión del crecimiento puede generarse a causa del miedo a la paranoia, algo que ya se ha dicho en un lenguaje más universal. Las leyendas prometéicas y fáusticas están presentes en prácticamente todas las culturas. Los griegos, por ejemplo, lo denominaron miedo a "hybris" (orgullo desmesurado, soberbia desmedida). También se lo ha calificado de «orgullo pecaminoso», lo que es por cierto un problema humano permanente. Quien se dice: “Sí, seré un gran filósofo, reescribiré a Platón y lo haré mejor” debe, tarde o temprano, quedar anonadado ante su propia ambición y arrogancia. Especialmente en sus momentos de debilidad se dirá: “¿Quién? ¿Yo?” y pensará que todo eso no es más que una loca fantasía o temerá incluso que sea un delirio. Al comparar el conocimiento que tiene de su yo íntimo, con todas sus debilidades, vacilaciones y defectos, con la imagen brillante, resplandeciente, perfecta y sin tacha que tiene de Platón, se sentirá presuntuoso y rimbombante. (De lo que no se percata es de que cuando Platón hacía examen de conciencia debió de sentirse consigo mismo de igual manera, pero continuó su camino a pesar de todo, superando sus dudas sobre sí mismo.)

Para algunos, esta evasión del crecimiento personal, estableciendo bajos niveles de aspiración, el miedo a hacer aquello que podemos hacer, la auto mutilación voluntaria, la pseudo estupidez y la falsa modestia son, en realidad, defensas contra los delirios de grandeza, la arrogancia, el orgullo pecaminoso, la hybris. Los hay que son incapaces de conseguir una integración elegante de humildad y orgullo, imprescindible para el trabajo creativo. Para inventar o crear es necesario poseer la «arrogancia de la creatividad» que muchos investigadores han señalado. Pero si únicamente se tiene arrogancia sin humildad, entonces se es un paranoico. Debemos ser conscientes no sólo de las posibilidades divinas en nosotros, sino también de las limitaciones humanas existenciales. Hemos de ser capaces de reímos a la vez de nosotros mismos y de toda pretensión humana. Si encontramos divertido al gusano que intenta ser un dios, tal vez nos sea posible continuar en nuestro empeño y ser arrogantes sin temor a la paranoia o a que la desgracia se cierna sobre nosotros. Es una buena técnica.

 Si se me permite, citaré otra técnica semejante que he visto practicar mejor que a nadie a Aldous Huxley, quien ciertamente era un gran hombre en el sentido que he estado precisando, un hombre que sabía aceptar sus talentos y usarlos al máximo, cosa que logró gracias a su perpetuo asombro ante lo interesante y fascinante que era todo, así como a su capacidad de maravillarse como un niño ante el carácter mágico de las cosas, exclamando con frecuencia: «Extraordinario, extraordinario!» Sabía contemplar el mundo con los ojos bien abiertos, con una desenfadada inocencia, con reverencia y fascinación, todo lo cual viene a ser una especie de confesión de pequeñez, una forma de humildad. Pero luego se entregaba con calma y sin miedo a las grandes tareas que se había impuesto.

Por último, remito al lector a un ensayo mío, importante en sí mismo, aunque también como el primero en una posible serie. Su título, «La necesidad de conocer y el miedo al conocimiento», ilustra bien lo que quiero decir acerca de cada uno de los valores intrínsecos o últimos que he denominado Valores-del-Ser. Lo que intento decir es que estos valores últimos, que también considero como las necesidades supremas o meta necesidades, caen, como todas las necesidades básicas, dentro del esquema freudiano fundamental de impulso y defensa frente a éste. Por consiguiente, es ciertamente demostrable que necesitamos la verdad, que la amamos y buscamos. Sin embargo, es igualmente fácil demostrar que al mismo tiempo nos asusta conocer la verdad. Ciertas verdades, por ejemplo, automáticamente acarrean responsabilidades que pueden producir angustia. Un modo de eludir la responsabilidad y la angustia consiste, sencillamente, en evadir la conciencia de la verdad.

 ...me parece que todos debemos hacer las paces con estos impulsos negativos interiores a nosotros mismos. Mi impresión hasta ahora es que el mejor modo de lograrlo es transmutando la envidia, los celos, el presentimiento y la bajeza en admiración humilde, gratitud, aprecio, adoración e incluso reverencia mediante la percepción consciente y la elaboración. Este es el camino hacia los sentimientos de pequeñez, debilidad e indignidad, y hacia la aceptación de esos sentimientos en lugar de la necesidad de proteger, mediante el ataque una autoestima falsamente elevada.

 Me parece obvio, una vez más, que la comprensión de este problema existencial básico debe ayudamos a incorporar los Valores del Ser, no sólo en otros sino también en nosotros mismos, contribuyendo así a solucionar el complejo de Jonás.

 

María Eugenia Márquez León
Lic. en Sociología, Promotora en Desarrollo Humano, Terapeuta Humanista y Transpersonal con Formación en Sabiduría Indígena, Númerología Tántrica y Astrología Evolutiva, Moon Mother®️ Nivel 2, Tejedora de círculos de mujeres, Consultora en Desarrollo Organizacional y Coach Ejecutivo